domingo, julio 23, 2006

Roma : guerras esclavas y Cristianismo

La tercera Guerra de la esclavitud

Conocida como III Guerra Servil, Guerra de los Esclavos o Guerra de los Gladiadores hecho ocurrido entre los años 73 a.C. y 71 a.C.

Sirviendo de inspiración al movimiento marxista internacional, como demuestra la formación de la "liga espartaquista" en los años de la oposición marxista de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, en el partido socialdemócrata alemán.

A diferencia de las anteriores, su objetivo no fue la constitución de un Estado ni de corte romano ni helenístico, sino la búsqueda de la libertad entendida como contrapuesta a la alienante condición servil. El hecho de que la mayor parte de sus integrantes fueran tracios como el propio Espartaco-, galos -como sus dos comandantes, Criso y Enomao- y germanos, les configura como un movimiento de bárbaros que las fuentes antiguas, principalmente Plutarco y Apiano, presentan como una horda primitiva y violenta

Espartaco

Fue un gladiador romano que de acuerdo con las vagas referencias de los historiadores romanos Apiano y Floro, era originario de Tracia, y militó en las auxilia, las tropas auxiliares de Roma, de las que desertó. No siendo ciudadano romano, una vez capturado se le redujo a la esclavitud. Fue destinado a trabajos forzados en unas canteras de yeso, pero gracias a su fuerza física, fue comprado por un mercader para la escuela de gladiadores de Capua. Todas las fuentes conocidas de esta rebelión (muy fragmentarias) coinciden en describir a Espartaco como un hombre culto, inteligente y justo.

Los inicios de la rebelión

Los inicios de esta rebelión surgieron como una fuga planeada por espartaco en el año 70 a.C. que con menos de un centenar de esclavos como el huyen y en su camino se apoderan de un convoy de armamentos de gladiadores y con el logran derrotar a una partida destinada a reprimirlos, así pues armados con armas apropiadas para la guerra se refugian en el cráter del Vesubio desde donde llevan a cabo acciones de pillaje, pero en este punto empieza a revelarse la naturaleza especial d este líder, pues reparte el botín de manera equitativa razón por la cual atrae numerosos aliados(como el fugitivos de la tiranía romana), esto provoco que los romanos se alarmaron y enviaron una unidad de 3.000 hombres al mando de Clodio Glabro.

Este general menosprecio a los esclavos y gracias a una excelente estrategia de espartaco los rebeldes lograron tomar el campamento luego de poner en fuga a los soldados romanos.

Los esclavos hacen temblar a los amos del mundo

Los romanos enviaron contra los esclavos dos legiones tomadas de la frontera norte de Italia, al mando del pretor Varinio. Éste trató de cercar a Espartaco con una maniobra en tenaza, para lo que dividió sus fuerzas en tres partes. Espartaco, bien informado por sus espías (era un maestro del espionaje) aprovechó la división de las fuerzas romanas y derrotó separadamente a los dos ayudantes de Varinio, y luego atacó a las fuerzas comandadas directamente por éste, llegando al punto de capturar los lictores del pretor y su propio caballo. Varinio tuvo que huir vergonzosamente a pie.

Como resultado, el movimiento de los esclavos se extendió a todo el sur de Italia.

De esta manera formó un ejército de unos 70.000 hombres, preparó la construcción de armas y organizó la caballería. Una vez ejecutado esto, formuló un plan de acciones futuras. Aunque no hay información precisa al respecto, se puede afirmar con bastante certeza que el plan de Espartaco consistía en reunir el mayor número posible de esclavos y sacarlos de Italia cruzando los Alpes. Esta era la única posibilidad de libertad para la mayoría de ellos, puesto que una vez fuera de Italia muchos rebeldes podrían escapar a territorios que aún no habían sido conquistados por Roma (como Germania.). Con el fin de llevar a cabo este plan, empezó a marchar con sus tropas hacia el norte.

El gobierno romano, habiendo notado las constantes derrotas de sus legiones, se dio cuenta de la gravedad del peligro, y envió contra los esclavos los ejércitos de ambos cónsules del 72, Léntulo y Gelio. En ese preciso momento surgieron disensiones entre los esclavos, cuyo resultado fue la separación de un grupo de unos 20.000 hombres, compuesto en su mayor parte por galos y germanos, al mando de Criso. Éstos empezaron a actuar de forma independiente, pero Criso no tenía la habilidad estratégica de Espartaco, por lo que el ayudante del cónsul Gelio, el propretor Arrio, los interceptó y aniquiló en Apulia, cayendo el mismo Criso en el combate.

Este debilitamiento momentáneo del movimiento no significó el final de la rebelión, pues Espartaco, con maniobras brillantes en los pasos de los montes Apeninos, infligió una serie de derrotas a Léntulo, Gelio y Arrio, evadiendo las emboscadas tendidas para él por los romanos y continuó su avance hacia el norte. Sus tropas continuaron fortaleciéndose por el continuo afluir de esclavos escapados de todas partes de Italia, hasta el punto que Apiano dice que las tropas de Espartaco llegaron a un número total de 120.000 hombres.

Espartaco cambia de planes

Los romanos desesperaban al ver que sus legiones establecidas en Italia no eran suficientes para vencer a los esclavos. Sin embargo, hicieron un último intento de evitar su escape de la Península. El gobernador de la provincia de la Galia Cisalpina, el cónsul Casio Longino, reunió todas las fuerzas disponibles y aguardó la llegada de Espartaco al valle del Po, en la ciudad de Módena. Espartaco aceptó la batalla propuesta por el cónsul y lo derrotó.

En este punto pudo cruzar los Alpes, pero ante la negativa de sus indisciplinadas tropas (que estaban obnubiladas por sus victorias) tuvo que volver

En fin de cuentas, Espartaco se acercó a Roma. Sabiendo que no podría tomar la ciudad dadas sus poderosas fortificaciones, adoptó una postura pasiva. Los romanos, por su parte, habían confiado el mando supremo del ejército al pretor Marco Licinio Craso, adjudicándole las 10 legiones disponibles, aunque no eran de las mejores, pues ya los soldados estaban desmoralizados por las inauditas victorias de Espartaco.

Habiéndose acercado ambos enemigos, Craso ordenó asumir una posición defensiva mientras elaboraba una estrategia para derrotar a los esclavos, que consistía en encerrarlos en la montañosa región del Piceno, y recibía más refuerzos. Sin embargo, uno de sus ayudantes, Mummio, quien tenía órdenes de dirigirse a una posición más avanzada de la que ocupaban los esclavos con el fin de rodearlos, optó más bien por atacarlos directamente, siendo derrotado. Muchos legionarios arrojaron las armas (en signo de cobardía) y huyeron. Espartaco siguió su marcha hacia el sur. [Diezmacion]

Más tarde Espartaco y su ejército llegaron al mar Tirreno, en la zona de Calabria. Aquí entró en contacto con los piratas de Cilicia, quienes prometieron darle una flota para transportar las tropas rebeldes a Sicilia con el fin de hacer de la isla un bastión inexpugnable. Sin embargo, los romanos se percataron de la intención de Espartaco, por lo que sobornaron a los piratas (hecho posiblemente realizado por el gobernador de Sicilia, Verres) y éstos traicionaron a Espartaco.

Craso, habiendo llegado desde el norte, y enterado de que los esclavos trataban de pasar a Sicilia, aprovechó la ocasión para encerrarlos en el extremo sudoccidental de la península itálica. Con este fin construyó de mar a mar una línea fortificada de unos 60 Km., compuesta de un amplio y profundo foso y una valla. Espartaco intentó forzar el paso una vez sin éxito, pero luego recurrió a la astucia. Los esclavos, por su parte cruzaron la valla y regresaron a Lucania (actual Basilicata), en la parte norte del golfo de Tarento.

El fin de la rebelión

Craso, desesperado ya de poder vencer a los esclavos por sí solo, pidió ayuda al Senado. Éste envió un mensaje a Cneo Pompeyo para que regresase inmediatamente a Italia desde España, donde había reprimido hacía poco la rebelión de Sertorio. A Licinio Lúculo, lugarteniente de Macedonia, se le dio orden de desembarcar con sus tropas en el puerto de Bríndisi desde Grecia. La idea del Senado era cercar a los esclavos desde tres frentes: noroeste (Pompeyo), suroeste (Craso) y este (Lúculo.) En total, los romanos sumarían unas 20 legiones (alrededor de 120.000 hombres), de las cuales las de Pompeyo sobresalían por su valor y moral, ya que regresaban de una campaña victoriosa.

Justo en esta circunstancia peligrosa surgieron otra vez disensiones entre los esclavos. De nuevo los galos y los germanos, al mando de Casto y Gáunico (unos 30.000 hombres), se separaron de Espartaco y fueron derrotados por Craso.

En fin de cuentas, Espartaco se acercó a Bríndisi. Posiblemente pensó en cruzar el mar Adriático y desembarcar en Grecia o Iliria. Pero realmente no tenía la posibilidad de efectuar este plan, dado que no tenía medios de transporte... ni siquiera había podido atravesar el angosto estrecho de Messina, menos aún podría atravesar el mar Adriático. Sin embargo, Espartaco quiso hacer la prueba. Al llegar cerca de la ciudad, sus espías le informaron que Lúculo ya se encontraba en ella. Entonces retrocedió para enfrentarse a Craso y Pompeyo.

En el año 71 a.C., en Apulia, se libró la última batalla. Los esclavos, impulsados por el ejemplo de Espartaco, dispuestos a vender cara su derrota y jamás volver a servir a los romanos, pelearon desesperadamente, pero no pudieron resistir la superioridad de las legiones romanas fogueadas en las campañas de España. 60.000 esclavos, entre ellos Espartaco, cayeron en la batalla; en cambio los romanos solo perdieron mil hombres. Los romanos hicieron 6.000 prisioneros, y decidieron dar al mundo una lección: todos los esclavos prisioneros fueron clavados a cruces a lo largo del tramo de la Vía Appia entre Capua y Roma.

Los remanentes de las tropas de Espartaco se dispersaron. Un cierto número de ellos logró huir y se refugió junto a los piratas de Cilicia. Pero los que no lo hicieron fueron sistemáticamente perseguidos: Pompeyo logró destruir a una tropa de 5.000 hombres que se dirigía hacia el norte, tratando de salir de Italia por los Alpes, como era la intención inicial de Espartaco.

Craso, al terminar con la rebelión, capturó con vida a la mujer de Espartaco, Varinia, y al hijo de ambos, que tenía unos meses de edad. Sin embargo, ella fue liberada junto con su hijo, y enviada a la Galia Transalpina (de donde era originaria) con una gran suma de dinero. Nunca más se supo de la descendencia de Espartaco.

Apreciación de la rebelión

Uno de los objetivos de la rebelión era acabar con el sistema esclavista, al menos en Italia. Si bien ese objetivo no se logró de inmediato, la rebelión de Espartaco puso en movimiento una serie de acontecimientos que a la larga resultaron en la caída de Roma. Esto se ve en los siguientes hechos: En menos de 2 años, Italia perdió no menos de 100,000 esclavos, debilitando todos los aspectos de la producción. Los propietarios de esclavos empezaron a mostrar preferencia por los que nacían en su casa, pues se los consideraba más fieles que los que eran adquiridos por compra en el mercado; sin embargo, esto no podía satisfacer las necesidades de mano de obra. Muchos esclavos fueron liberados, lo que contribuyó al incremento de la ciudadanía parasitaria, que solo vivía de las regalías de los políticos (el famoso Panem et circenses), hecho que terminó agotando a Roma. Muchos latifundios, base fundamental de la economía romana, fueron destruidos. Los propietarios, temerosos de nuevas rebeliones, optaron por el sistema de la colonia, en el cual asignaban a algunos esclavos pequeñas parcelas de tierra, a cambio de una parte de la cosecha. Tomando en cuenta que el sistema esclavista convierte el trabajo en una actividad para esclavos, hemos de concluir que su rendimiento productivo era bajísimo, lo que se ve confirmado con fuentes como Columela y Plinio el Viejo

El Cristianismo

Orígenes

El cristianismo es la religión Monoteísta surgida en el oeste del imperio romano, en las provincia de Judea, Jerusalén era el núcleo del movimiento cristiano; al menos lo fue hasta su destrucción a manos de los ejércitos de Roma en el 70 d.C. Desde este centro, el cristianismo se desplazó a otras ciudades y pueblos de Palestina, e incluso más lejos.

En un principio, la mayoría de las personas que se unían a la nueva fe eran seguidores del judaísmo, pero con la conversión de numerosos judíos que tenían nexos con el mundo romano esta característica fue difuminándose, y es especialmente a partir de que san pablo (el llamado apóstol de los gentiles) asume un papel protagónico en el seno del naciente culto que el cristianismo empieza a desligarse y adquirir independencia del judaísmo.

Una de las primeras disputas en el seno del cristianismo es precisamente en torno al carácter judaizante o gentil que debería tener el cristianismo, y es finalmente San pablo el que zanja el asunto argumentando que así como a San Pedro le fueron encomendados los judíos, a el le fue encomendada la evangelización de los gentiles.

Ingreso al mundo Greco-romano

El cristianismo tuvo primero que asentar su relación con el orden político. Dentro del Imperio romano, y como secta judía, la Iglesia cristiana primitiva compartió la misma categoría que tenía el judaísmo, pero antes de la muerte del emperador Nerón en el 68 ya se le consideraba rival de la religión imperial romana.

Se cree que San Pablo fue decapitado y San Pedro fue muerto crucificado al revés en Roma durante este periodo, de los apóstoles originales vivía tan sólo Juan, el evangelista, que se había trasladado a Éfeso, iglesia madre de muchas de Asia Menor y Grecia, donde se manifestaban brotes gnósticos.

Con el emperador Vespasiano, el cristianismo siguió extendiéndose, hasta que en el año 90 el emperador Domiciano inició una nueva persecución. Se supone que fue entonces cuando Juan fue llevado primero a Roma y desterrado luego a la isla de Patmos, donde escribiría el Apocalipsis y algunas de sus Cartas.

Bajo el imperio de Nerva (de quien dice su biógrafo Xifilino que «no permitió que se acusase a nadie por haber observado las ceremonias de la religión judaica o haber descuidado el culto de los dioses») pudo regresar Juan a Éfeso, y pocos años después falleció, a edad muy avanzada. Con su muerte (en el año 95) concluye la etapa apostólica.

Las causas de esta hostilidad hacia los cristianos no eran siempre las mismas y, por lo general, la oposición y las persecuciones tenían causas muy concretas. Sin embargo, la lealtad que los cristianos mostraban hacia su Señor Jesús, era irreconciliable con la veneración que existía hacia el emperador como deidad, y los emperadores como Trajano y Marco Aurelio, que estaban comprometidos de manera más profunda con mantener la unidad ideológica del Imperio, veían en los cristianos una amenaza para sus propósitos; fueron ellos quienes decidieron poner fin a la amenaza. Al igual que en la historia de otras religiones, en especial la del Islam, la oposición a la nueva religión creaba el efecto inverso al que se pretendía y, como señaló el epigrama de Tertuliano, miembro de la Iglesia del norte de África, "la sangre de los mártires se transformará en la semilla de cristianos". A comienzos del siglo IV el mundo cristiano había crecido tanto en número y en fuerza, que para Roma era preciso tomar una decisión: erradicarlo o aceptarlo. El emperador Diocleciano trató de eliminar el cristianismo, pero fracasó; el emperador Constantino I el Grande optó por contemporizar, y acabó creando un imperio cristiano.

La aceptación oficial

Constantino I

El emperador Constantino I fue, como los emperadores antes que él, el sacerdote superior de la religión Mitraica. Sin embargo, también estaba interesado en crear unidad para facilitar el gobierno, y para hacer esto se involucró en la disputa entre grupos cristianos sobre el arrianismo, invocando el Primer Concilio de Nicea, este concilio produjo el Credo Niceno.

Constantino mitigó algunas diferencias entre el cristianismo ortodoxo y su principal competidor, la religión oficial del Sol Invictus. Por ejemplo, cambió la celebración del nacimiento de Jesús al 25 de diciembre, debido a que esta era la fecha de celebración del nacimiento de Mitras y Baco, así como la fecha de los festivales del solsticio de invierno tales como la Saturnalia. Además, Constantino instituyó el uso de símbolo Chi-Rho (Crismón), representativo del cristianismo, aunque según algunos estudiosos esto servía para propósitos cristianos y no cristianos simultáneamente.

Cambio constantiniano

Críticos de la unión de la iglesia y el estado, apuntan a este cambio como el comienzo de la era del constantinianismo (cesaropapismo), cuando el cristianismo y la voluntad de Dios gradualmente se vieron identificadas con la voluntad de la elite regente; y en algunos casos fue más que una justificación religiosa para el ejercicio del poder.

Golpeado por estos desarrollos, el emperador Juliano (denotado "el Apóstata debido a su rechazo del cristianismo y conversión al Mitraísmo y al Neoplatonismo) intentó restaurar el estado anterior entre las religiones al eliminar los privilegios (exención de impuestos entre el clero cristiano, por ejemplo) dado por antiguos emperadores romanos como Constantino, prohibiendo a las distintas sectas cristianas perseguirse entre sí y volviendo a traer a arzobispos quienes habían sido proscritos por el arrianismo, alentando al judaísmo y una suerte de neopaganismo.

El cristianismo se convierte en religión del estado

La oposición de Julián duró por poco, emperadores como Constantino II repelieron las acciones de Julián e incentivaron el crecimiento del cristianismo. Este estado de cosas fue finalmente forzado por una serie de decretos (como el Edicto de Tesalónica) por el emperador Niceno Teodosio I, comenzando en febrero de 381, y continuando por su reinado.

Teodosio era cristiano católico, es decir, fiel a la doctrina de Atanasio, adoptada como línea ortodoxa desde el Concilio de Nicea del 325. Fue él quien adoptó el catolicismo como religión del Imperio, prohibiendo el arrianismo (doctrina cristiana de los seguidores de Arrio, muy extendida en Oriente) por el Edicto de Tesalónica (380). No obstante, su actitud inicial fue más conciliadora hacia los paganos, pues trató de mantener un equilibrio en su administración entre cristianos y paganos, al tiempo que se resistía a los intentos del clero cristiano por imponer su supremacía.

Su actitud cambió después de ser excomulgado por el arzobispo de Milán, san Ambrosio, a causa de la represión de la revuelta de Tesalónica, en la que murieron unas 7.000 personas (390). Teodosio hizo penitencia pública para obtener el perdón y, desde entonces, se convirtió en instrumento político de la intolerancia eclesiástica: prohibió los cultos paganos en Roma (391), medida que luego extendió a todo el Imperio (392).

Herejía

Basándose en la etimología griega de la palabra, viene de "haieresis" que indica una escuela del pensamiento, por ejemplo, la de un filósofo como el platonismo o el aristotelismo. Así pues, el herético es quién elige lo que debe creer.

Visión cristiana

"Una herejía es una enseñanza sistemática que ha sido declarada, por la iglesia histórica, extraña a la enseñanza cristiana. Por lo tanto en la mayoría de los contextos, el término herejía se aplica solamente a las creencias que fueron declaradas como tales por uno de los siete concilios ecuménicos. La herejía es un argumento para desafiliar a alguien. Sucede a menudo que un cristiano se hace herético y después desea volver a la ortodoxia. Históricamente, la iglesia da la bienvenida a los herejes que vuelven, pero los recibe como si nunca hubieran sido cristianos. La idea no es revolver en su pasado, sino reeducarles en la fe cristiana. La palabra herejía tiene hoy connotaciones histéricas en su uso común, porque en Europa occidental durante las épocas medievales, la herejía era también un crimen civil castigable con la muerte."

Las controversias cristológicas

Las controversias cristológicas incluyen examen de preguntas como: ¿era Cristo divino, humano, un ser angélico creado, o más allá de una simple clasificación en una categoría? ¿Los milagros de Cristo realmente cambiaron la realidad física o sólo eran simbólicos? ¿El cuerpo de Cristo realmente se elevó de la muerte o el Cristo resucitado era un ser sobrenatural que no estaba limitado por las leyes físicas?

Arrio, Atanasio de Alejandría

Diodoro de Sicilia, Teodoro

Cirilio de Alejandría y Nestorio

El concilio de Éfeso anti-Nestoriano

El concilio de Calcedonia anti-Monofisita en 451.

La búsqueda por reconciliación y la herejía de una voluntad (monotelitismo, la creencia de que Jesucristo tenía una voluntad (divina) como oposición a la de dos voluntades, una divina y otra humana). El Quinto Concilio Ecuménico condenó el monotelitismo y falla al alcanzar la reconciliación deseada por el emperador bizantino.

Arrianismo

Arrio (250 - 336) proponía que Jesús y Dios estaban muy separados y eran entidades diferentes: Jesús estaba más cerca de Dios que ningún otro humano, pero nació humano, y no tenía una existencia previa, por ende no era un dios. Por otra parte, Dios había existido siempre. Arrio sentía que cualquier intento de reconocer la deidad de Cristo podría desdibujar la línea entre el cristianismo y las religiones paganas. Si el cristianismo reconocía dos dioses separados, el Padre y Jesús, se convertiría en una religión politeísta.

Maniqueísmo

Maniqueísmo, secta religiosa fundada por el sabio Persa Mani (o Manes) (c. 215-275), considerado por sus seguidores como divinamente inspirado.

Los maniqueos -a semejanza de los gnósticos y los mandeos - eran dualistas, creerían que había una eterna lucha entre dos principios opuestos e irreductibles, el bien y el mal, que eran asociados a la luz (Ormuz) y a las tinieblas (Ahrimán). Según ellos, Dios es el creador de todo lo bueno y Satanás el creador de todo lo malo. Posteriormente algunos maniqueos distinguían el Dios del Antiguo Testamento (malo) del Dios del Nuevo Testamento (bueno).

Para ellos Jesús era el Hijo de Dios, pero que había venido a la tierra a salvar su propia alma. Jesús, Buda y otras muchas figuras religiosas habían sido enviados a la humanidad para ayudarla en su liberación espiritual.

En la práctica, el maniqueísmo niega la responsabilidad humana por los males cometidos porque cree que no son producto de la libre voluntad sino del dominio de Satanás sobre nuestra vida.

Dicho dualismo está condenado por la Iglesia Católica que reconoce un solo Dios Todopoderoso, el mismo del Antiguo y Nuevo Testamento y que ha vencido sobre todos los demonios y las fuerzas del mal. También fue condenado por el emperador Diocleciano en el año 297.

Gnosticismo

Es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. En efecto, puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo

Síntesis

Se trata de una doctrina elitista, según la cual los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. La fe no basta y la muerte de Cristo tampoco. La gran diferencia es que el hombre es autónomo para salvarse a sí mismo. El gnosticismo es una mística secreta de la salvación. Se mezclan sincréticamente creencias orientalistas e ideas de la filosofía griega, principalmente platónica. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el alma frente al cuerpo.

Marcionismo

Se denomina marcionismo a una de las primeras herejías del cristianismo. Toma su nombre de su principal creador, el teólogo y exitoso comerciante Marción (85-150 d.C.).

El fundador: Marción

Nacido en Sínope, en Asia Menor (hoy Sinop, Turquía), hijo de un obispo que fue excomulgado, Marción prosperó como comerciante y naviero. Viajó a Roma entre 135 y 140 d.C. buscando ser nombrado dignatario de la Iglesia, sin lograrlo.

Fue excomulgado por hereje en 144 de nuestra era. En el momento de su muerte (150) había logrado exitosamente el primer cisma del Cristianismo, cuyos efectos se prolongarían hasta el siglo III. Elaboró la primera gran herejía cristiana y redactó el primer canon del Nuevo Testamento, sistemáticamente organizado conforme a su propio dogma. A pesar de que suele atribuírsele el carácter de “gnóstico” nunca tuvo ese carácter, no obstante su cercanía, antes de elaborar su propio cuerpo doctrinal, con la herejía Docénica.

La doctrina

El primer aspecto relevante es que Marción distingue y separa como cosas totalmente diferentes al Dios Creador del Antiguo Testamento, Yahvé, del Dios verdadero, Padre, capaz de encarnar a un hijo hombre, Cristo conforme al Nuevo Testamento y concluye que ambas religiones son paralelas y que tienen por única conexión a la geografía.

Nestorianismo

Doctrina que considera a Cristo separado en dos personas, una humana y una divina, completas ambas de modo tal que conforman dos entes independientes, dos personas unidas en Cristo, que es Dios y hombre al mismo tiempo, pero formado de dos personas distintas.

Enmarcado dentro de las disputas cristológicas que sacudieron al cristianismo en los siglos III, IV y V, el nestorianismo fue propuesto por Nestorio, monje oriundo de Alejandría, una vez entronizado como obispo de Constantinopla. Esto le llevó a enfrentarse con Cirilo de Alejandría, obispo de dicha ciudad, que defendía la tesis de la unicidad entre la persona humana y la divina de Cristo.

Tanto los nestorianos como los partidarios de Cirilo fueron llamados al concilio de Éfeso, en el año 431. La disputa se centró fundamentalmente en torno al título con el cual debía tratarse a María, si sólo cristotocos (madre de Cristo, es decir, de Jesús humano y mortal) como defendían los nestorianos, o además el de theotocos (madre de Dios, o sea, también del Logos divino), como defendían los partidarios de Cirilo. Finalmente se adoptó como verdad de fe la doctrina propuesta por Cirilo, se le concedió a María el título de Madre de Dios, y los nestorianos fueron condenados como herejes.

Docetismo

La herejía docética toma este nombre de la raíz griega dokéo que significa "parecer o parecerle a uno". Es una doctrina contraria a la enseñanza de la Iglesia Católica aparecida a finales del primer siglo de la era cristiana que afirmaba que Cristo no había sufrido la crucifixión, que su cuerpo sólo era aparente y no real. Esta herejía borra a Jesucristo como una figura histórica y como al hijo carnal del Padre y en consecuencia, derrumba el sacrificio redentor del Mesías, doctrina que, en caso de haber

Monofisismo

Es una doctrina teológica que sostiene que en Jesús sólo estaba presente la naturaleza divina, y no también la humana, contra el dogma ortodoxo de la Iglesia Católica que sostiene —según el símbolo Niceno-Constantinopolitano— la doble naturaleza de Cristo.

Históricamente, los teólogos alejandrinos, que habían conseguido marginar el nestorianismo, condenado en el Concilio de Éfeso en 431, que predicaba lo contrario, dieron a luz esta doctrina que exageraba por la parte contraria. La doctrina monofisita, predicada entre otros por el abad alejandrino Eutiques, llamado por eso en ocasiones eutiquianismo, fue declarada herética en el Concilio de Calcedonia de 451. Sin embargo, la condena no fue aceptada ni por las congregaciones egipcias ni sirias. Los enviados armenios, que llegaron tarde al Concilio, tampoco aceptaron la condena. Los esfuerzos por unir a la Iglesia no dieron grandes resultados.

Simonianismo

Nicolaitanismo

Mandeanismo

Monarquianismo

Apollinarianismo

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