miércoles, noviembre 01, 2006

El petroleo y el gas vuelvcen a ser de Bolivia, por Humberto Campodonico

En 1996, el gobierno de Sánchez de Lozada redujo de 50% a 18% las regalías a las empresas petroleras y gasíferas. En octubre del 2003, las manifestaciones populares en la "guerra del gas" lo obligan a renunciar. En el 2004 se realiza un referéndum en el que gana abrumadoramente el SÍ a la nacionalización del petróleo y el gas. En mayo del 2005, el gobierno y el Congreso aprueban una ley que aumenta las regalías (si bien la nueva contribución se llama Impuesto Directo a los Hidrocarburos) del 18 al 50%.

El 1 de mayo del 2006, el nuevo gobierno de Evo Morales promulga el Decreto de Nacionalización 28701 y eleva las regalías del 50 al 82%, dando un plazo de 180 días para renegociar los contratos. Al filo del plazo, todas las empresas aceptan el nuevo marco jurídico y firman el Acuerdo Marco, que será adaptado a las características específicas de cada uno de los megacampos de gas.

El primer tramo de 50% de regalías se mantendrá fijo, pudiendo variar el 32% de la estatal YPFB. Así, la participación de Bolivia en el valor de la producción se situará en algún punto entre el 50 y el 82% (según cada contrato). De la parte que les corresponda, las empresas deberán pagar, además, el impuesto a la renta.

Para Bolivia, esto significará ingresos anuales de US$ 1,300 millones, que cuadruplican lo que obtenía el gobierno con las regalías del 18%. La nueva recaudación equivale, entonces, al 15% del PBI de Bolivia, que es de US$ 8,000 millones (el PBI del Perú es de US$ 80,000 millones). Este aumento se debe, de un lado, al aumento de las regalías del 18 al 82% (como máximo) y, de otro, a lo siguiente:

1) en octubre se firmó un contrato con el gobierno argentino para aumentar las exportaciones de 275 millones a 945 millones de pies cúbicos diarios anuales en el mediano plazo: 2) se pactó también el aumento del precio del gas exportado, de 3 a 5 dólares por mil pies cúbicos diarios. 3) Lo mismo sucedería con las actuales exportaciones a Brasil de 950 mmpcd, pues se está negociando un aumento de precio similar al pactado con Argentina, aunque aún no hay acuerdo con Petrobrás.

Hay que resaltar que las empresas extranjeras (que invirtieron US$ 3,400 millones en Bolivia de 1997 al 2005) se han comprometido a nuevas e importantes inversiones: Repsol invertirá US$ 1,000 millones en Margarita. Totalfinaelf (Francia) US$ 728 millones en el campo Itaú y US$ 1,124 millones en Incahuasi (www.la-razon.com, 31/10/2006); Petrobrás invertiría US$ 1,500 millones en San Alberto y San Antonio, desde donde exporta gas a Brasil (Reuters, 30/10/2006).

Hay aún aspectos no concluidos, como la recuperación de la mayoría accionaria en los lotes petroleros (ya no de gas) de las empresas Chaco (British Petroleum) y Andina (Repsol) y en las 2 refinerías privatizadas, 100% de Petrobrás. Las negociaciones no fueron fáciles y hubo momentos de alta tensión. Sin embargo, hoy, todos los partidos políticos las aprueban y "las compañías extranjeras dicen que la producción se mantuvo rentable incluso después del alza de regalías" (Reuters, 30/10/2006). ¿Entonces?

Finalmente, el hecho clave: la voluntad política del gobierno ha hecho que Bolivia sea dueña del petróleo y del gas para financiar su desarrollo. Las empresas extranjeras pasan a prestarle servicios al Estado, por lo cual se les retribuye con el 18% del valor de la producción. Qué diferencia con el caso peruano, donde el 100% de la producción de petróleo y gas (Camisea) está en manos de empresas extranjeras que deciden a su libre albedrío qué hacer y qué no hacer con nuestros recursos naturales.

No solo eso: el actual gobierno ni siquiera plantea el impuesto a las sobreganancias petroleras, acepta que no se paguen las regalías mineras, se contenta con un mísero óbolo de las empresas mineras y no se sabe qué está pasando con Petroperú ¿Hasta cuándo?