jueves, setiembre 13, 2007

Rebeldes, Sublevaciones indígenas y naciones emergentes en Hispanoamérica en el siglo XVIII

De Gustavo Faveron

El texto es un anuncio al estudio del fenómeno histórico de las rebeliones indígenas sucedidas en Hispanoamérica durante el siglo dieciocho. La hipótesis medular del libro es que, a través del analisis de los mayores movimientos insurrecciónales indígenas que tuvieron lugar durante ese periodo, se puede descubrir el proceso de formación de discursos nacionalistas o protonacionalistas configurados desde el punto de vista de las etnias marginadas y subordinadas de América, es decir, se puede comprender cuáles eran los proyectos de nación alternativos que la independencia americana, liderada por las elites criollas, habría de truncar y silenciar a principios del siglo siguiente. El libro incluye una presentación sintética de los últimos datos conocidos acerca de ocho diversos movimientos rebeldes indígenas del siglo XVIII y una especulación teórica acerca del contenido ideológico de esos movimientos, desde los más primitivos (las rebeliones yaquis o mapuches de inicios del siglo) hasta los más complejos (las grandes rebeliones andinas de finales del periodo).

Es interesante apuntar la forma en que las diversas comunidades indígenas de América Latina, durante el siglo dieciocho, encontraron en los momentos de intranquilidad social, en los momentos de sublevación y rebeldía, nuevas formas de organización interna, y cómo descubrir esas formas de organización nos permite ahora entrever proyectos nacionales o protonacionales indígenas que fueron colapsados en el siglo dieciocho con la independencia criolla.

El autor en el primer capitulo parte de algunos aspectos conceptuales referidos a las interpretaciones que tienen algunos científicos sociales que se han especializado en el estudio de los nacionalismos.

Generalmente el autor señala que existe cierta confusión en el análisis de los nacionalismos en Hispanoamérica. Es decir cuando se trata de interpretar las formación de los nacionalismos, se cae en omitir elementos importantes para el estudio de este fenómeno en Hispanoamérica, y que por ende están lejos de entender una serie de fenómenos nacionalistas, o de nacionalismos en formación de sociedades ajenas a la occidental; lo cual responde según el autor a una normalidad occidental, siendo esta capaz de marginar de su horizonte todo cuanto no responda a sus líneas maestras o conceptuales.

El autor refuta, tanto a Hobsbawn, Gellner y Anderson, el hecho de que descalifiquen a los movimientos nacionalistas de Hispanoamérica o del tercer mundo, como “Proto nacionalismos” o que cuestionen la existencias de tales; ya que según nuestro autor, no es necesaria o imprescindible la existencia de una industria impresa o cultural – como lo sostiene Anderson - , que emerjan por efectos globalizatorios o de manera reactiva – según Hobsbawn – y que su carácter formativo dependa de una situación o estadio industrial – como lo señala Gellner.

Ante estas percepciones, nuestro autor afirma que en estas sociedades heteróclitas como Hispanoamérica, basadas en la mixtura de culturas y en la apropiación de discursos, los nacionalismos son construcciones en donde la cultura de la oralidad gana preeminencia en la interpretación de la identidad; con esta afirmación nuestro autor desmitifica la apología que se hace a la cultura impresa y a la funcionalidad “trascendente” de las ciudades letradas como gérmenes o matrices de las identidades y los nacionalismos.

Por otro lado el autor le otorga relevancia conceptual a la distinción entre relativismo cultural y la diversidad cultural; el primero implica cuando en la aproximación o convivencia entre organizaciones culturales distintas, se presenta cierto grado de inconmensurabilidad entre dos o mas marcos conceptuales – ya sea una linealidad histórica occidental frente a la ordenación del tiempo cíclico de los indígenas); en el segundo - según el autor seria mas licito – cuando aun coexistiendo principios y creencias divergentes, ellos se encuadran dentro de similares marcos conceptuales.

Eso implica que la diversidad cultural así como la noción de hibridez pueden, como sostiene el autor, a ser útiles como punto de partida para explicar el asunto de las identidades coloniales y postcoloniales.

En los tres siguientes capítulos (II, III, IV), se hace un estudio acerca de las resistencias encauzadas en rebeliones de los indígenas específicamente los casos de los Mapuches en el área austral de Chile, los Yaquis en California y los indígenas de la selva central del peru.

Y será a través de estos hechos rebeldes que se intentara sostener que los intentos colonizadores en estas regiones, en donde no hubo grandiosos asentamientos civilizatorios, fueron resistidos hasta cierto punto de modo pactista ya sean entre las dos partes tanto la indígena como la hispana.

Con este argumento, el autor se vale para afirmar que la identidad indígena en sus respectivos espacio tiempo, se convirtió en un constructo que logró asimilar gran y buena parte de la cultura hispana sin desplazar su matriz autóctona y todo aquello que lo mantuvo con vida y que por cierto en los tres casos se mantuvo en una situación soterrada o casi secreta. Esto no indica que lo indígena presenció y aceptó a la novedad hispana bajo sus patrones, los cuales a la larga se convirtieron en transcendentales condiciones.

La presencia ignacista o jesuista es un punto que debemos tratar con bastante sutileza, dado que al parecer su presencia en tierras indígenas (mapuches, yaquis y selvicolas), no resultaron ser tan nocivas y corrosivas en su aspecto religioso y evangelizador para la conservación y mantenimiento de las tradiciones culturales indígenas; es mas con estos hechos que el autor muestra, es una certeza su incapacidad por vulnerar o alienar con absoluta la reproducción ideológica y cultural de los indígenas.

Es clara la posición del autor, en cuanto a diferenciar la etapa evangelizadora de las misiones jesuistas - lo cual hace permisible a los indígenas cierta receptibilidad y apropiación de discursos y objetos occidentales - con respecto a la condición absolutamente colonizadora que constituye la presencia o implantación de un modo coercitivo de poder político y económico, haciéndose concreto con la institucionalización del comercio occidental en las áreas indígenas.

Con ello el autor deja entrever que la condición colonizadora suele ser nociva y corrosiva desde del punto de vista de la desestructuración de modos de vida, mas no de alineamiento absoluto por parte de las identidades no hegemónicas y mas aun si estas tienen como praxis el ejercimiento secreto pero permanente de su autoctonia.

En los siguientes capítulos el autor continua con el desarrollo del tema haciendo hincapié en los hechos que fundamenten su tesis, así en el capitulo V presenta el caso novo hispano en el cual la figura central es Luís de Saric, así este personaje que concentra en si el poder indígena y el poder hispano que le es otorgado por su apoyo a la corona, así podemos ver como surge una nueva clase de liderazgo entre las elites indígenas que con un discurso de denuncia contra el sistema atrae a su causa a nueceros indígenas lo cual es un indicador del surgimiento de nuevas formas de unidad entre los indígenas.

En el capitulo VI nos presenta un caso en el cual van confluyendo dos situaciones, dos intereses, dos proyectos que generan un apego y una identificación de los indígenas con la tierra a la que fueron atados (teniendo en cuenta la naturaleza nómada de los guaraníes), así se va desarrollando un escenario en el cual, ante un peligro común, tanto los invasores jesuitas como los guaraníes desarrollan una alianza para una lucha que tiene mucho de las guerras de liberación nacional, mucho mas modernas.

En el Capitulo VII el autor pasa a analizar mas detenidamente las llamadas grandes rebeliones andinas, a las cuales el considera las mas importantes de toda la colonia, no solo por su extensión territorio y su capacidad militar, sino mas bien por el carácter del discurso de los lideres y por la naturaleza de los grupos que lo formaron.

Así cuando trata el tema de las dirigencias rebeldes remarca o las divide en dos, por un lado la dirigencia quechua de los Tupac Amaru en el sur andino peruano, y por el otro el liderazgo aymara de los hermanos Katari y el caso de Tupac Katari.

Así mismo la ambigüedad del discurso de la dirigencia quechua es explicada por motivos estratégicos, así mismo el autor continua enfocando la posible comunicación y coordinación entre la dirigencia quechua y aymara antes del estallido rebelde, así como también el hecho de que las dos rebeliones hayan llegado ha articularse y a que posteriormente los lideres quechuas hayan tomado el control de la rebelión en el altiplano en función de la legitimidad que les otorgaba su apellido, es decir su pertenencia a la estirpe inca.

Posteriormente en el Capitulo IX el autor argumente acerca del nacionalismo andino y las características que este tiene en el pensamiento de José Gabriel Condorcanqui Tupac Amaru II, pensamiento influido en gran medida por Gracilazo; así se va explicando como es que el pensamiento andino va incluyendo a los hispano dentro de su cosmovisión.

Finalmente el autor concluye haciendo un comentario final sobre la naturaleza de este nacionalismo andino al que se niega llamar protonacionalismo como se pretende en función de que es distinto al nacionalismo del siglo XVIII.

El tema que el autor trata es de Por si sumamente interesante por tratar un tema que es problema central en el país, el de la nacionalidad, y es especialmente interesante la tesis que plantea acerca del surgimiento de una nacionalidad indígena, y allí radica la importancia del texto pues nos brinda un nuevo enfoque, teniendo en cuenta que mucho se discute acerca de la inestabilidad de los países latinoamericanos que no pudieron formar los estados nación, en esa línea también es importante la critica que el autor hace del concepto de nación que se maneja, en especial el de Benedict Anderson que le da primacía al papel del texto escrito en la formación de la nacionalidad y por tanto descalifica al nacionalismo indígena por carecer de escritura, dándole mas relevancia a los llamados nacionalismos criollos que llevaron adelante la independencia de España.