domingo, julio 23, 2006

Confianza de francis Fukuyama by Manuel

CONFIANZA

FRANCIS FUFUYAMA

En el capítulo 10, El confucianismo italiano, así como en todo su libro, el autor trata de demostrar como el capital social: la confianza, influye poderosamente para la conformación de empresas sostenibles, es decir competitivas, generadoras de beneficio.

Si bien el capital social es un importante variable para dicho fin, el autor cree que él no es el único, ya que se ve complementado o frente a su ausencia el Estado tiene la capacidad de intervenir en la economía no sólo como regulador, sino también como promotor e inclusive empresario.

Para dar una explicación sobre el origen de la moderna empresa familiar en la tercera Italia Fukuyama recurre primero a la comparación con China diciendo que en ambas sociedades existe un familismo (donde los lazos parentales predominan), pero no atomizado como en el sur italiano donde abundan las familias nucleares, sino una relación familiar extensa en la cual se incluye a tíos, sobrinos, abuelos, etc., para luego decir, a partir de una corriente de sociólogos, que la institución de la aparcería en la tercera Italia y el bracciante en el sur italiano podrían haber preparado las diferentes tipos de familismo en las dos Italias. En la aparcería, el propietario y el jefe de familia participaban de los productos obtenidos, el contrato se hacía extensivo a toda la familia la cual le convenía al dueño sea extensa para que trabajen con eficiencia toda su tierra. Además el contrato le permitía controlar la migración de los miembros de la familia, y los casamientos. Cuando los predios eran muy extensos era necesario que las familias nucleares se aúnen con otras para las labores, fortaleciendo de esta forma sus lazos. También, habría que mencionar que siendo la familia propietaria de las herramientas y de los animales existía un incentivo para el ahorro y la inversión (el espíritu de empresa).En el sur italiano pasaba lo contrario. Hubo jornaleros que eran contratados de manera individual, vivían en el poblado y no en la tierra donde trabajaban. Pág. 129-130

Para una explicación de carácter histórica de los diferentes grados de sociabilidad en las Italias que se refleja en las asociaciones académicas, sindicales, políticas, de esparcimiento, etc., que incluso tiene repercusiones en lo que se refiere a la corrupción política, habría que remontarnos al periodo de las monarquías absolutistas que atravesó el sur italiano como los reinos normandos de Sicilia y Nápoles, en especial durante el reinado de Federico II. En el campo se estableció una jerarquía absolutamente vertical desde la aristocracia terrateniente hasta campesinos que se encontraban próximos a la supervivencia. Para este caso, la iglesia fue una institución externa que era una carga más para los campesinos ya que era impuesta sobre ellos. Pág. 130

En el norte y centro del país florecieron ciudades-Estados como Venecia, Génova y Florencia. Además de ser políticamente autónomas practicaban, aunque de manera discontinua, formas republicanas de gobierno que exigían un alto grado de participación política por parte de sus integrantes. Con esa política surgieron gremios profesionales, asociaciones vecinales, etc., donde la iglesia era una asociación más. Pág. 130-131

Considero que la importancia de contar con más personas de confianza dentro de la organización económica es que te abre más oportunidades a la expansión del negocio a través del incremento de capital y por ende la obtención de precios más baratos para los insumos, diversificación de productos, reinversión, liquidez, etc.

En el capítulo 18, Los gigantes alemanes, Fukuyama hace una comparación de las culturas alemana y japonesa (por cultura el autor entiende una herencia de comportamiento social caracterizada por estar en una dinámica constante debido a las imposiciones desde arriba, las políticas de Estado; las influencias religiosas, etc.) en el sentido de tener ambas un alto grado de confianza reflejada en sus sociedades civiles u organizaciones intermedias. Estos países tienen reputación de ser sociedades ordenadas y disciplinadas, de satisfacerles seguir las reglas de juego, de tomar el trabajo en serio, de buscar la perfección. Hoy, tienen sólidas empresas de gran escala reconocidos por sus máquinas-herramientas y su mecánica de precisión y por sus industrias automotriz y óptica. Sin embargo, sus rasgos positivos fueron negativos a la vez en torno al orden y la disciplina, que permitieron que dichos países vivieran dictaduras y terribles guerras. Además, si bien hay cohesión en sus sociedades frente a extranjeros se han comportado de una manera intolerante. Pág. 233

Considero que los surgimientos de grandes corporaciones privadas, en parte se han debido a que los estados de dichas sociedades han fomentado el surgimiento de ellas a través de gravámenes para sectores que pudiesen hacerles competencia por ejemplo. Sin embargo, sin un alto grado de confianza la unificación es improbable, cosa que no ha sucedido en dichos países precisamente por haberlo. Se podría cuestionar que las fusiones se debieron a las quiebras de unas empresas y las compras de éstas por otros, algo que puede ser cierto, pero también es real que cuando hay confiabilidad entre organizaciones éstas se ayudan aunque sea más beneficioso no hacerlo hablando en términos económicos.

El autor también compara a Alemania con Inglaterra sobre la mayor facilidad que tuvo la primera para desarrollar la industria. Para el caso de Inglaterra, nos dice que hubo dificultades por barreras de clase y estatus que socavaron el sentido de comunidad y erigieron obstáculos innecesarios en la cooperación económica. Aunque Alemania también era una sociedad clasista, no existían entre banqueros e industriales diferencias de estatus comparables a las inglesas ya que los grupos no se hallaban separados ni física ni culturalmente. Pág. 238-239

En este aspecto creo que las ideas de pertenecer a un grupo y/o clase y excluirse de otro deliberadamente, siendo ambos parte de un posible circuito económico, coadyuvan a la falta de apoyo para el crecimiento de la empresa.

En el plano histórico se puede apreciar en Alemania una tendencia del Estado por asumir una política de benefactor social para los que se viesen perjudicados con el sistema económico sea por pérdida de empleo o con los trabajadores de las empresas, elementos que a mi parecer han contribuido notablemente en la confianza de la sociedad en su conjunto hacia el Estado por lo que los objetivos de uno se han percibido como los de ambos, claro está tras magras experiencias iniciales.

Fukyama nos dice que desde Bismarck con la implementación del primer sistema de seguridad social en Europa se puede ver la mencionada tendencia (Aunque haya sido como contrapeso de su legislación antisocialista, que incluyó la proscripción del partido social demócrata). La economía social de mercado tiene su origen en la República de Weimar de la década de los veinte, época en la que se introdujeron diversas leyes laborales, incluyendo el derecho de negociación colectiva libre y los consejos de trabajadores (Braun.1990. Pág.54). Tras la proscripción de los sindicatos independientes por los nazis, hubo un amplio consenso entre los líderes alemanes de la posguerra de establecer un sistema nuevo y más cooperativo. Una de las características de la economía social de mercado es la coodeterminación, un sistema que dispone de la participación de representantes de los trabajadores en los comités de dirección de las empresas. Otro aspecto importante de su economía es la amplia legislación sobre bienestar social, que se ocupa entre otros temas, del cuidado de la salud, de las condiciones de trabajo, los horarios y la estabilidad laboral. Todo este sistema es negociado y administrado por una serie de organizaciones intermedias, fundamentalmente los sindicatos y las asociaciones profesionales de empresarios, organizadas en un nivel nacional, a fin de excluir las juntas locales independientes de empleadores o gremios (Meter Schwerdtner. Trade Unions in the German Economic and social order. 1979. Pág. 455-473) Pág. 240-241

En mi opinión, este Estado alemán ha sabido direccionar adecuadamente lo que unos llamarían capitalismo y socialismo juntos. Sin abandonar ninguno de estos dos entes que permiten la convivencia sana de la sociedad entendida en el progreso material de la sociedad a través del desarrollo de la tecnología, ciencia, etc., como en el resguardo de los ciudadanos que se pudiesen ver afectados por las medidas económicas que se diesen.

En el capítulo 23, Las águilas no vuelan en bandadas… ¿o sí?, Francis Fukuyama trata sobre Estados unidos para manifestar que ante la herencia supuestamente predominante de individualismo que tiene convive con ella otra que es el comunitarismo. Si bien es mucho más fácil despedir a los empleados en EE.UU. que en Alemania o que los mismos ciudadanos americanos o los extranjeros en general piensen que los estadounidenses son sumamente individualistas; ello no explica como en los Estados Unidos se han desarrollado grandes empresas privadas tras procesos de unificación. Además, allí existen innumerables sociedades civiles como gremios, asociaciones sin fines de lucro, clubes de lectura, etc. La idea de una herencia de comunitarismo, confianza se hace real.

Por otro lado, las gigantes empresas han sido frenadas por el estado americano sustentándose éste por la escuela liberal que concibe que para que haya competencia y por ende bienestar para la sociedad, no deberían existir monopolios; a diferencia de Alemania donde no existieron estas normas ya que por el contrario el Estado incentivaba estas uniones.

Considero que los monopolios traen tanto beneficios como problemas. Al haber una gran cantidad de capital acumulada y concentrada ello revierte en mayor obtención de dinero por parte del Estado para así distribuirlo y/o direccionarlo a la sociedad en distintas formas como seguridad educativa, social, etc. Pero los problemas son muchos, como el control de precios. Deberemos tener en cuenta la complejidad de los monopolios. Por un lado, su posibilidad de absorber a otras empresas especialmente fuera de su cultura, también las posibilidades de regulación de los Estados, así como los empleos de la población en otros sectores como los servicios y comercio.

Respecto al tipo de cultura que permitió que en este país surjan enormes corporaciones el autor manifiesta que la élite empresarial que lo realizó a mediados del siglo XX fue tan homogénea en términos de etnicidad, religión, raza y sexo como las de Japón y Alemania. Casi todos los gerentes y directores de las grandes corporaciones estadounidenses eran protestantes anglosajones blancos, de sexo masculino, con algún ocasional católico o algún europeo no anglosajón entre ellos. Estos directores se conocían a través de los directorios de las empresas de las que formaban parte, de los country clubs, colegios universidades, iglesias y actividades sociales, e imponían a sus gerentes y empleados códigos morales que provenían de los lugares de donde procedían. Trataban de inculcar a otros su propia ética de trabajo y su disciplina, mientras que rechazaban de plano el divorcio, el adulterio, la enfermedad mental, el alcoholismo, la homosexualidad y otros tipos de comportamiento no convencional. Pág. 303

En mi opinión, comparto con el autor que los patrones sociales de comportamiento se adquieren y aprenden, en este caso para direccionarlos a un tipo de economía capitalista y, por que no, social. Sobre las organizaciones intermedias ya me había manifestado que permiten engendrar y/o acrecentar la confianza o capital social por la misma relación de convivencia y afinidad sobre todo. Respecto a las conductas favorables como religiosas y de opción sexual por ejemplo, actualmente, creo que personas de otras creencias y sexualidades podrían acceder a ser protagonistas de empresas manteniendo como los demás actitudes favorables hacia el crecimiento y desarrollo empresarial.

Fukuyama también refiere que aunque en Estados Unidos hay una vinculación familiar, ésta no es comparable a la de Italia o China (donde existe un familismo del que ya se habló). Si bien algunas feministas sostienen que Estados Unidos tiene una familia patriarcal ésta nunca tuvo el apoyo ideológico que se dio en China o en algunas sociedades católicas latinas. En EE.UU. los vínculos familiares a menudo están subordinados a las exigencias de grupos sociales más grandes. Los hijos se alejan de sus familias, atraídos por la fuerza de las sectas religiosas o iglesias, colegios o universidades, el ejército o una empresa. En comparación con China, donde cada familia se comporta como unidad autónoma, el entorno comunitario más amplio en los Estados Unidos ha tenido una autoridad mayor durante gran parte de su historia. Pág. 307-308

Aquí, resulta visible que a mayor nivel de confianza entre las personas, por estar relacionadas en distintos círculos o grupos, se facilita la posibilidad de asociación al albergar objetivos afines. En China el grado de confianza no se expande más allá de la familia teniendo su cultura religiosa crítica importancia.

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